El inicio de la visita ha sido desconcertante por parte de los chicos y chicas, pero tras una pequeña toma de contacto y presentación de los residentes, estos han demostrado una madurez y saber estar impropio a su edad.
Quizá se deba a sus residentes, les han demostrado/enseñado que la felicidad no entiende de CAPACIDADES y mucho menos de EDAD. Han intercambiado experiencias,canciones, poemas y juegos, pero sobre todo, risas y mucho cariño. El sentimiento ha sido mutuo y así lo han reflejado en la lámina gigante al finalizar la visita.
Agradecer al centro y sus trabajadores el trato y la posibilidad de disfrutar de esta preciosa, emotiva e inolvidable experiancia. Ya estamos deseosos de volver en Navidad.
Hoy más que nunca, la lección ha sido magistral.
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