Un día,
Pablo y Marta decidieron dar un paseo hasta el museo.
Cuando
entraron estaba oscuro, no había nadie. Marta tenía un poco de miedo de entrar
ahí, pero de repente, Pablo dijo emocionado -¡Venceré mis miedos y entraré al
museo!
- ¡Marta,
enciende las luces que están justo a tu lado!- Dijo dirigiéndose a Marta.
-Ya las he
encendido- dijo Marta más convencida.
-Pues ahora,
vamos a verlo.
Cuando
pasaron 5 minutos, se encontraron una nave pequeñita, pero no era una maqueta,
era real.
De repente,
salió un pequeño marciano verde. Los dos se pegaron un susto cuando salió esa
criatura de esa mini nave.
Esta vez
Pablo era el que tenía un poco de miedo y dio cinco pasos atrás, pero Marta no
se movió.
- ¡Hala, qué grande es esto! – dijo el pequeño
marciano cuando vio el museo, con una voz bastante rara.
- Ja,ja,ja,
que voz más graciosa tiene ese muñeco hablador.- Dijo Marta riéndose a
carcajadas.
- ¡Pablo
ven, es muy gracioso!- Dijo Marta, ya un poco más calmada.
-¡No!,
seguro que es una maqueta, hay que ser tonta para creerse que eso es de verdad-
dijo Pablo ya más calmado también, yéndose de la habitación del espacio hacia
la de fútbol.
- El
marciano tenía una cara rara cuando Pablo estaba diciendo todo eso sobre él,
así que no tardó mucho tiempo en ir corriendo tras Pablo.
- ¡Hala, cómo
corre!, Pablo se va a llevar un buen susto- dijo Marta con cara alegre, pero no
le duró mucho. De repente se dijo – si Pablo supiera que de verdad es un
marciano, ¡lo llevarían a la cárcel! y no quiero que lo lleven a la cárcel, ¡a
un amiguito tan gracioso como él! – dijo ella ya más triste, así que salió
disparada tras él.
- Había que
pasar cuatro salas de deporte bastante grandes para llegar a la del fútbol: la
de baloncesto, balonmano, tenis y hockey. Pablo iba por la del balonmano.
- El pequeño
marciano todavía estaba por la del baloncesto porque corría bastante despacito
y como Marta era muy rápida lo alcanzó en un minuto. Cuando lo cogió, Marta
tuvo una idea muy buena.
- Será mi
secreto, mi verde, pequeña, divertida y graciosa mascota. – pensó.
- ¡Marta,
vente, mamá me ha llamado diciendo que vayamos a cenar ya!- dijo Pablo desde la
sala del fútbol.
- Marta se
guardó al marciano en la mochila que había traído y se fue corriendo con Pablo.
- Cuando
entraron en la casa; Marta subió muy rápido las escaleras hasta su cuarto y sacó
al marciano de la mochila.
- ¡A ver
Marta!, ¿tú crees que puedo aguatar tanto tiempo ahí metido?, aunque la parte
positiva es que no estoy en esa pequeña nave oxidada. – dijo el marciano con su
voz rara.
- He podido
aguantar porque soy un marciano y ya que voy a ser tu secreto, verde, pequeña,
divertida, graciosa mascota, ¿me puedes traer: 5 zanahorias, 4 tomates, 2
platos de arroz y un zumito?
- Vale,
tienes suerte, porque vamos a cenar ensalada con tomate y un plato de arroz y
cogeré el zumo y las zanahorias escondidas.
30 MINUTOS DESPUÉS
- Jrrr,
jrrr, jrrrr . – Ronca el marciano a las diez de la mañana.
-¡¡¡¡Aaaaaaaaaa!!!
No me despiertes así, después no como.
- Ya comiste
bastante ayer, ¿sigues teniendo hambre?
- No, lo
digo para la cena. – Dijo el marciano saboreándose la lengua.
-¡Quítate de
aquí, tengo que ir al colegio!
- Vale, no
te preocupes.
Cuando Marta
bajó a desayunar, el marciano se coló en su mochila sin que Marta se diera
cuenta.
20 MINUTOS DESPUÉS
-¡¡¡¡¡Riiiiiiinnnngggg!!!!!
- Sacad
todos el libro y la libreta de lengua.
- Vale seño.
Marta abrió
la mochila y se encontró al marciano. El marciano salió saltando hasta la
pizarra de la clase.
- Venga
Marta, vamos a jugar.
El marciano
salió de la clase mientras todos se quedaban mirando a Marta. Pablo estaba en
su clase, se quedó con la boca abierta mientras Marta salió corriendo tras el
marciano para cogerlo y llevarlo a su casa. La gente que lo vio, empezó a
perseguirlo, pero como Marta era muy rápida, nadie los alcanzó.
2 DIAS DESPUÉS
El marciano
salió en la tele, lo grabaron el día de antes cuando Marta lo sacó al parque.
De repente, tocaron la puerta. Marta sabía que era gente para ver al marciano,
aunque abrió la puerta y dijo – ¡quien quiera ver al marciano que se vaya al
parque!
Marta cogió
al marciano y se fue al parque corriendo. Estaba allí casi todo el mundo,
viendo al marciano y entre toda la gente salió su tito, que era médico.
- Marta,
¿puedo hacerle unas pruebas? Se está
volviendo verde oscuro y eso es que le pasa algo malo.
- Claro que
sí.- Dijo Marta.
Cuando
estaban en el médico, el marciano, de repente, dijo – quiero irme a casa con mi
familia, Marta. Sé que me has cuidado bien desde que mi nave se estropeó, pero
quiero volver con ellos.
- Es verdad,
Marta, lo siento mucho, pero piensa que es lo mejor para él.- Dijo su tito.
Marta salió
corriendo a llamar a su hermano y a sus dos mejores amigos y les contó todo
eso. Fueron rápido al museo y arreglaron la nave. Los cuatro fueron luego al
médico con la nave a cuestas.
Cuando el
marciano la vio, se alegró mucho.
- Gracias
Marta por lo que has hecho. Voy a venir tres días seguidos cada mes, pero eso
no significa que no seas mi mejor amiga.
TRES DÍAS DESPUÉS
Hoy el
marciano va a volver a su planeta, el planeta de los marcianos.
- ¡Venga
Marta, el marciano va a despegar!
Marta salió
corriendo hasta el parque. El marciano lo estaba esperando y cuando Marta lo
vio, los dos se dieron un abrazo. La nave despegó y toda la gente lo estaba
viendo. En realidad, Marta estaba contenta por haber descubierto un marciano
(gran descubrimiento), pero sobre todo, por haber encontrado un gran amigo.
Y colorín
colorado, este cuento se ha acabado.
FIN
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